Científicos rastrearon el virus que llegó a Seattle en enero. Se sorprendieron al saber que la misma cepa del virus había viajado hacia al menos doce estados y a otras partes del mundo.

SEATTLE, Estados Unidos — A medida que el brote del coronavirus arrasaba con la ciudad de Wuhan en China, los nuevos casos del virus comenzaron a propagarse como chispas salidas de una hoguera.

Algunas cayeron a miles de kilómetros. Para mediados de enero, un chispazo se había prendido en Chicago y otro cerca de Phoenix. Dos más en la zona de Los Ángeles. Gracias a un poco de suerte y mucho confinamiento, esos chispazos del virus parecen haberse apagado antes de que tuvieran la oportunidad de arder.

Sin embargo, el 15 de enero, en el aeropuerto internacional del sur de Seattle, un hombre de 35 años regresó de visitar a su familia en la región de Wuhan. Tomó su equipaje y reservó un viaje compartido a su casa, al norte de la ciudad.

Al día siguiente, mientras regresaba a su trabajo en una empresa tecnológica al este de Seattle, sintió los primeros síntomas de tos, no muy fuerte, no lo suficiente como para que se quedara en casa. Esa semana incluso asistió a una comida con colegas en un restaurante de mariscos cerca de su oficina. Mientras sus síntomas empeoraban, fue a comprar alimentos a una tienda cerca de su

Por MIKE BAKER y SHERI FINK

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